La resistencia a los antimicrobianos (RAM) y la morbimortalidad asociadas a patógenos bacterianos han aumentado a niveles alarmantes en todo el mundo. Tan es así, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido una acción mundial sobre la RAM, respaldada por los gobiernos y las agencias de salud.
Las vacunas son, en primer lugar, herramientas poderosas para prevenir las infecciones y, por tanto, tienen el potencial de frenar la propagación de las infecciones resistentes a los antimicrobianos.
MAGNITUD DEL PROBLEMA
En la historia reciente, ha surgido un aumento inaceptable de la RAM, con evidencia de que las bacterias se vuelven resistentes no solo a una, sino a múltiples clases de antibióticos. Una vez que emergen las cepas resistentes a los antibióticos, pueden propagarse rápidamente por todo el mundo y adquirir resistencia a las clases de fármacos adicionales.
La aparición de la resistencia bacteriana a los antibióticos generalmente ocurre poco después de la introducción clínica de nuevos antibióticos y, en general, se ha informado que esto acontece sobre todo en las regiones que tienen un alto consumo per cápita de estos fármacos, aunque también es evidente en países donde el consumo de fármacos antibacterianos per cápita es bajo.
Se estima que para el año 2050, se pueden perder 10 millones de vidas al año por RAM, por encima de los 8,2 millones de vidas por el cáncer. Para poner este número en perspectiva, actualmente, al menos, 700 000 personas mueren de infecciones resistentes cada año en todo el mundo, más que el número combinado de muertes causadas por tétanos, cólera y sarampión. Son varios los motivos responsables del aumento del uso mundial de antibióticos, como el uso inadecuado de los mismos en la práctica médica, las prescripciones para tratar infecciones bacterianas menores o infecciones virales y el uso generalizado e incontrolado de antibióticos en animales para aumentar la producción de carne.
En este contexto, las vacunas están empezando a reconocerse como herramientas esenciales y altamente efectivas para mitigar la RAM. Es bien conocido que el uso de vacunas bacterianas previene las infecciones, reducen la necesidad de prescripciones de antibióticos y minimizan la presión selectiva del fármaco que puede dar lugar a cepas resistentes.
- En una situación donde una población no está inmunizada contra un patógeno bacteriano, la mayoría de los miembros de la población son susceptibles al mismo. Una persona susceptible que se infecta puede, por lo tanto, propagarlo rápidamente a otras personas susceptibles, lo que requiere que tomen antibióticos para eliminar la infección.
- Si grandes proporciones de la población han sido inmunizadas contra un patógeno, se previenen la enfermedad y la diseminación de la misma, y da como resultado un uso de antibióticos mucho más bajo en la población, lo que provoca un menor desarrollo de resistencia a los antibióticos.
Las vacunas funcionan al entrenar el sistema inmune para reconocer y responder a un patógeno mediante el desarrollo de una defensa inmune rápida y efectiva, evitando el establecimiento de una infección. Por otra parte, muchas vacunas protegen también a individuos no vacunados a través de un proceso de inmunidad de grupo.
- Sin inmunización: el patógeno se propaga sin inhibiciones en una población susceptible. Los individuos infectados en la población transmiten la enfermedad a individuos susceptibles, y con el tiempo una gran proporción de la población está infectada.
- Con la inmunización: se interrumpe la transmisión del patógeno bacteriano, y los individuos susceptibles, incluidos los que no han sido inmunizados o no pueden ser inmunizados, están protegidos de la enfermedad.
MAXIMIZAR EL USO DE VACUNAS AUTORIZADAS Y PERSPECTIVAS DE FUTURO
Aun cuando las vacunas han sido muy efectivas para reducir la incidencia de enfermedades infecciosas y el uso de antibióticos, sigue habiendo una serie de obstáculos para el acceso, la implementación y el uso a nivel global. La cobertura mundial podría mejorarse con licencia simultánea en países desarrollados y en desarrollo, con el lanzamiento más rápido en países con las cohortes de nacimiento más grandes como China e India, mejorando la logística para llevar las vacunas a lugares remotos, aumentando los fondos destinados a la investigación e implementación. Sin embargo, incluso en países desarrollados como los Estados Unidos y en Europa, la cobertura con algunas vacunas, como las vacunas antigripales, sigue siendo deficiente.
Ya existen vacunas contra cuatro enfermedades provocadas por bacterias prioritarias: la enfermedad neumocócica (Streptococcus pneumoniae), el Hib (Haemophilus influenzae de tipo b), la tuberculosis (mycobacterium tuberculosis) y la fiebre tifoidea (Salmonella Typhi). Las actuales vacunas de Bacillus Calmette-Guérin (BCG) contra la tuberculosis no protegen adecuadamente contra la tuberculosis, por lo que debería acelerarse el desarrollo de vacunas más eficaces contra esta enfermedad. Las tres vacunas restantes son eficaces, y debemos aumentar el número de personas que las reciben para contribuir a reducir el uso de antibióticos y evitar más muertes.
«Prevenir las infecciones mediante la vacunación reduce el uso de antibióticos, que es uno de los principales factores que propician la RAM. Sin embargo, de los seis principales patógenos bacterianos responsables de las muertes debidas a la RAM, solo uno, la enfermedad neumocócica (Streptococcus pneumoniae), tiene una vacuna,»
«Se necesita urgentemente un acceso asequible y equitativo a las vacunas que salvan vidas, como las vacunas antineumocócicas, para reducir el número de muertes y mitigar el aumento de la RAM,»