El huracán Otis pegó a Acapulco de lleno el miércoles pasado, dejando cientos de miles de personas sin acceso a agua, electricidad e insumos básicos, y en muchos casos, despejándoles de sus hogares y de todas sus pertenencias. A una semana, las calles de Acapulco y comunidades aledañas siguen llenas de basura, agua estancada, techos volados, árboles caídos y lo sobreviviente de hogares destruidos.
Más allá de la destrucción total de la bella costa, la amenaza inminente de enfermedad se cierne sobre los ciudadanos de Acapulco y los alrededores.
En las brigadas médicas realizadas por Medical IMPACT en Acapulco y la comunidades aledañas de Yetla y Ejido Viejo se detectaron riesgos serios de enfermedades provocadas por el huracán, desde gripas por casas inundadas hasta diarrea por la falta de acceso a agua potable.
En tres días, Medical IMPACT atendió a más de 300 bebés, niños y niñas, adultos y personas de la tercera edad. Destacaron casos de gripa, infecciones estomacales y heridas infectadas o en riesgo de infección.
Dr. Giorgio Franyuti, director de Medical IMPACT ha estado presente en estas brigadas. “Otis solo ha comenzado, el verdadero desastre está por verse, la falta de agua potable, acceso a servicios esenciales y la desnutrición se traducirá en más muerte y gasto catastrófico para aquellos que más lo necesitan.”
A medida que pasen los días y las semanas, indudablemente se verá una alza en enfermedades que arriesgan vidas vulnerables. Asociación civil, el gobierno y las comunidades mexicanas se enfrentan a la enorme responsabilidad de apoyar a Guerrero no solo en las secuelas inmediatas del Huracán Otis, sino en los próximos meses y años a medida que se desarrollen más riesgos.